martes, 22 de septiembre de 2009

Al otro lado.



De nuevo.








En unas pocas semanas parece que he regresado de una luz cegadora al mas oscuro averno de las entrañas de mi misma. Y de nuevo me siento al otro lado. Donde todo es demasiado real y todo es demasiado caótico. Donde los pozos están llenos de arañas tejiendo interminables guaridas donde ellas me dominan a mí y donde a cada paso que doy es un paso para atrás. Donde ellas, junto a las pesadillas, sus eternas aliadas, se convierten en las dueñas infinitas de este submundo. Donde yo pendo de dos hilos invisibles que alguien mueve sin mi consentimiento y me hace bailar al son de una canción danzarina de algún errante lugar que jamás he sabido descifrar.















(¿Y al otro lado, qué?)

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Negra noche


El mercado emocional de primera mano se agota, se acaba, se esfuma, se extingue. Es un echo. Y yo sin embargo siento la necesidad de sentir que eso no es cierto, de demostrar algo indemostrable. Y siempre me acabo dando cuenta de que la mayoría de los humanos tenemos que fingir que nuestro corazón es más sano que el de nadie, que todos estos corazones que laten (muchas veces al unísono) están siempre amaneciendo. Siempre bombeando, siempre latiendo a toda vela, siempre en busca de más adrenalina, siempre sintiendo, siempre en busca de aquel ansiado sentimiento llamado felicidad. Y es mentira. A estas alturas, me he cansado de encontarme con ese tipo de corazones que agrietan más el mío a cada nuevo latido, a cada nuevo bombeo de sangre por mis venas. Porque me he dado cuenta de que ninguno de estos corazones está sano. De que a estas alturas, todos recurrimos al mercado de segunda mano; repleto de corazones usados, maltratados, marchitos, fisurados, rotos, a reformar, a punto de estallar de rabia y tenemos suerte cuando no están de derribo. Pero todos ellos siempre se encuentran en un eterno anochecer...