Anoche soñé. Soñé con algo irreal.
Caminaba en silencio, descalza por la nieve, enfundada en un vestido blanco de novia en mi tormenta de invierno. Y no tenía frío. Lo único que me hacía seguir era un impulso irreconocible, un único susurro en medio de una noche idílica en mi mundo. Y no estaba sola. Había alguien más. Alguien. Y me escoltaba. Como una sombra. Yo no podía verlo. Pero si oírlo. Y no tenía miedo. Todo era bonito a pesar de estar sola. Y de repente una fina sensación de pánico me invadió. Me oprimia poco a poco el pecho, sin dejarme seguir. Y de repente todo se volvió negro y caí. Sin ningún sentido. Y luego...Un único sonido. . Allí no había nadie más que yo. Y entonces lo comprendí. Mi tormenta no me abandonará jamás. Pero a pesar de andar sola, el viento siempre será mi fiel compañero, el único sonido real....